viernes, 16 de agosto de 2013

Salvando vidas


Conmemoramos el 118 aniversario del comienzo de la historia de las famosas siglas S.O.S. en el Año de Gracia de 1895, cuando el joven físico e inventor italiano Guglielmo Marconi (Bolonia 1874 – Roma 1937), conseguía enviar por primera vez, y a través del aire, unas señales telegráficas entre el jardín de su casa natal y una colina que se encontraba a unos centenares de metros de la misma.
Hacía tiempo, y gracias a la invención del telégrafo electromagnético por el físico estadounidense Samuel Finley Breese Morse (Charlstown 1791 – New York 1872), se podían conectar dos puntos lejanos, como emisor y receptor de un mensaje, pero exigiendo aún esta telegrafía tradicional la presencia de cables eléctricos que uniesen esos puntos.
Gracias al talento de Marconi y a las ondas hertzianas, fue posible que mediante un descargador de hertz, de la antena Popov y del cohesor de Branly, se consiguiese en 1899 establecer comunicaciones TSH a través del Canal de la Mancha y en 1901 a través del Atlántico, abriéndose así infinitas posibilidades en las comunicaciones a larga distancia.
Tras la invención de la antena cuarto de hora, también denominada antena Marconi, se premia esta demostración del imparable ingenio humano, a Guglielmo Marconi, como reconocimiento y admiración por su obra, con el Premio Nobel de Física que le fue concedido en el año 1909.

Pero dejémonos de tecnicismos y pasemos a lo que nos interesa.
La madre de Marconi, como buena irlandesa que era, creyó que su hijo tendría mayores y mejores posibilidades en Londres, ciudad en la que contaba con muy buenas amistades por lo que no cejó hasta acompañarlo en un viaje a dicha ciudad, donde consiguió presentarle a una serie de personas que podrían aprovechar su invento, y llegando hasta tal punto, que consiguió “la gracia” de la corona inglesa, cuando por medio de su invento, la reina Victoria consiguió tener noticias de su hijo el Príncipe de Gales cuya salud estaba muy deteriorada en esos momentos.
Es a partir de ese momento, cuando los distintos responsables de las armadas más importantes de la época, como británicos, franceses y alemanes, comprendieron la importancia de este sistema, ya que se podían comunicar con cualquier barco en cualquier parte del mundo si alguno de ellos tenía noticias importantes que dar, o sufrió cualquier accidente.

Ahora bien, para ser casi perfecto este sistema de comunicación, solo faltaba el encontrar un signo que haciéndolo convencional, fuera lo suficientemente sencillo de comprensión y lo suficientemente rápido en su emisión, para que su uso en el momento del accidente se consiguiese enviar en un tiempo increíblemente corto,  y todos pudieran interpretar sin ningún tipo de dudas, ya que en esos momentos no hay tiempo material ni para explicaciones ni para “florituras”.
Debido a todo esto, en la Primera Reunión Internacional dedicada a esta cuestión, se acuerda utilizar el Código Morse para emitir la pertinente señal de socorro a través de  las ondas hertzianas, eligiendo las tres letras SOS como Señal Internacional de Petición de Auxilio en la Mar.

¿Por qué se eligieron estas tres letras?
Ante este tipo de preguntas, es imprescindible acercarse al romanticismo trágico de la náutica, por lo que podríamos decir, aunque no sea totalmente cierto, que se eligieron estas tres letras, porque SOS son las iniciales de la voz inglesa Save Or Soul (salvad nuestras almas).
Lo que sí es cierto, es que en el alfabeto Morse estas tres letras son muy fáciles y rápidas de emitir y no se prestan a confusión alguna: S (tres puntos), O (tres rayas) y S (tres puntos) … --- …

Pero no es esta la única forma de avisar de un accidente, ya que en el código de emergencia utilizado internacionalmente como llamada de auxilio se emplea también la palabra mede, derivado del francés m'aider (que se traduce como "ayúdenme"). Es utilizada como llamada de socorro en muchos ámbitos, tales como la marina mercante, las fuerzas policiales, la aviación, las brigadas y las organizaciones de transporte.
Esta llamada emitida tres veces (mede, mede, mede), significa peligro inminente, por ejemplo, riesgo de perder la vida. En el Artículo 32 del Reglamento de Radiocomunicaciones de Unión Internacional de Telecomunicaciones  en los números 32.13BA y 32.47 dice que, en todos los idiomas, Mayday, se debe pronunciar como la expresión francesa m'aider (en español, medé).
Aider es el infinitivo del verbo reflexivo «ayudar» en la sintaxis francesa, sin embargo no es utilizada como una orden imperativa por sí sola. Esto ha llevado a varios etimólogos a asegurar que la conversión realmente quiere decir, abreviado en francés, “venez m’aider” (venid a ayudarme).

La forma imperativa "m'aidez", que gramaticalmente lo correcto sería "Aidez moi", es considerada una alternativa aceptable. En ambos casos, sin embargo, mayday debe ser considerada una representación fonética inglesa. Se debe recalcar que en inglés la frase es utilizada sólo como llamada de socorro, mientras que en francés contiene más sentido de urgencia que su traducción al inglés, ya que los francoparlantes la utilizan en casos de diversas emergencia como llamada «Au secours” (pronunciar “oscur” por  socorro).
Cuenta la historia que en 1923, un barco de bandera francesa, se encontró en el Pacífico Sur en una grave situación debido al encontrarse inmerso en la brutalidad salvaje de un tifón de los que asolan esas latitudes, y no conociendo, o no teniendo tiempo para entrar en el sistema Morse, lanzo al espacio esta frase… ¡Medé, medé, medé!, palabra de socorro que al parecer fue entendida fácilmente por todos los pilotos, consiguiendo así su salvamento

Hundimiento del USS Indianápolis (De la película Tiburón)
http://www.youtube.com/watch_popup?v=cmlklNLrkCU&feature=youtu.be

Y ahora, por último, voy a relatar un terrible suceso que se hubiera podido evitar si la ruta de este navío no hubiera estado bajo secreto militar, y por lo tanto totalmente prohibidas sus comunicaciones telegráficas, por lo que, por desconocimiento del suceso no se procedió inmediatamente a su búsqueda y rescate.
Esto ocurrió el 26 de Junio de 1945, cuando el navío USS Indianápolis (crucero pesado de la clase Portland, bajo el mando del  capitán Charles Butler Mcvay III, fue torpedeado y hundido en poco más de 12 minutos, por el submarino japonés de primera Clase, I-58, comandado por el capitán Mochitsura Hashimoto en aguas del océano Pacífico.
De los 1.100 hombres que componían su dotación, fueron rescatados con vida tan solo 316.

Dicho buque procedente de Leite,  se dirigía a  la isla de Tinian donde habría desembarcado una carga de uranio-235 y otros componentes que estaban vinculados al Proyecto Manhattan, y que servirían para armar dos bombas atómicas, que el 6 y el 9 de agosto de ese mismo año serian lanzadas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima, la denominada Little Boy (Niñito niño pequeño),que fue lanzada por un B-29 Superfortress bautizado con el nombre de Enola Gay, nombre de la madre del piloto y comandante de la aeronave coronel Paul Tibbets. y la  de Nagasaki, la llamada Fat Man (El gordo) y que fue lanzada por el bombardero B-29 Superfortress bautizado con el nombre de Bockscar, palabra compuesta formada por el apellido del piloto y comandante de la aeronave en misiones anteriores el capitán Frederick C. Bock y la palabra car, que significa carro (Bockcar = carro de Bock). Sin embargo, en esta misión su piloto y comandante fue el mayor Charles W. Sweeney, que ya había pilotado el B-29, “Grat Artist”, escoltando al “Enola Gay” en su bombardeo sobre Hiroshima
La terrible coincidencia, es que esta bomba estaba destinada a ser lanzada sobre la ciudad de Kokura, pero por estar esta ciudad con un 70% de nubes que la oscurecían, se decidió cambiar el rumbo y dirigirse a Nagasaki.

El rescate del citado crucero “USS Indianápolis” se efectuó por pura casualidad, cinco días después del torpedeamiento, pues cuando nadie los buscaba, fueron descubiertos por un hidroavión “Ventura PV-1”, que se encontraba en un vuelo rutinario de reconocimiento en patrullaje antisubmarino.
Cinco días que pasaron en un infierno los desdichados marinos, al estar la mar infestada de tiburones, y que por cálculos posteriores, determinaron que los náufragos fueron atacados por una cantidad no menor a 1.000 de estos terribles depredadores marinos (posiblemente tiburones oceánicos de puntas blancas), que devoraron una media de 60 hombres al día en una verdadera orgia de sangre y terror, siendo los cálculos que existen, los que nos dicen que solo en el primer día fueron atacadas y devoradas unas 100 personas.

Resumiendo, estas señales de las que hemos hablado al principio, han cumplido su objetivo, y en su primer siglo de vida han salvado tantas miles de vidas y han evitado tantas situaciones que hubieran acabado en formas terriblemente trágicas, como acabamos de relatar,  que si nos detenemos a pensar un poco jamás podremos agradecer a personas como el Joven Marconi, que junto a otros muchos, han ido consiguiendo que poco a poco la navegación por las Mares de nuestra vieja Tierra, sea dentro de lo posible, más tranquila, cómoda y segura.

Hasta la vista.

 

 

 

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