domingo, 11 de agosto de 2013

La tertulia “Casa del Mar”

 

Aunque a todos los conocía desde niño, he tenido la suerte de contactar en más profundidad con un grupo de personas de alta raigambre llanisca, con los que me reúno todos los días en la terraza de La Casa del Mar, con el fin de tomar el cafetín de la mañana (alguno acompañado de un pinchu de tortilla), al mismo tiempo que cambian opiniones y discuten sobre variadísimos temas, como pueden ser, las relaciones del presidente Marqués y el PP, las obras del puerto de Llanes y sus dragados periódicos, o sobre los tres grandes misterios de la humanidad… ¿Qué hay después de la vida?... ¿Cuál es el origen de los agujeros negros del espacio? y… ¿Por qué los puñeteros calamares no están nunca donde deberían estar? ¡Esta es gorda!
A estas personas me acerqué para que me contaran cosas del Llanes que tan bien conocieron y conocen, y entre todos trasmitir, a través del Oriente de Asturias, todos esos recuerdos, hoy historia, para deleite de unos y añoranzas de otros, pero que a muchos nos gustaría volver a experimentar, aunque sin olvidar jamás que existieron momentos muy duros y difíciles.

Me aceptaron entre ellos, y aquí estoy a partir de ahora con muchas ganas de contaros sus anécdotas.

Formamos la tertulia Casa del Mar, teniendo como pilares de base a estos cuatro grandes personajes.
Cote “El Patón”, de memoria prodigiosa, de grandes conocimientos y con una fluidez de palabra y forma de explicar las cosas que causa verdadera admiración.

A su izquierda se sienta Tiquiano “La Nutria”, persona simpática donde las haya, buen conocedor de vidas y haciendas de todo lo relacionado con la Mar, y que por regla general, es el que presenta los temas a discutir.
A la derecha de Cote, que como ya he dicho, por su tranquilidad y saber estar es como el padre de nosotros todos, posa sus reales Paquín “El Roxiu”, de gran rapidez mental y facilidad de contestación, y que con una habilidad extraordinaria, le falta tiempo para provocar a Tiquiano, calentando rápidamente los ánimos de la tertulia.

Por último, y sentándose casi siempre por donde le da la gana (como decían los de Santa Ana), está el célebre Ramón “El Cortalixiu”, persona de gran aplomo, de pocas palabras, y con un sutil sentido del humor, de tal forma que cuando habla su palabra es sentencia.
Como se diría en términos taurinos, me encuentro ante cuatro primeros espadas, por lo que espero, tal como he dicho, poder trasmitir sus comentarios y anécdotas, en las que asiduamente las risas y carcajadas no dejan hablar a unos, para enfado y desesperación de otros.

Pero no pasa nada, realmente impresiona sentir como la escurridiza diosa Amistad aúna en un fuerte abrazo a cuatro personas como las que nos ocupan.
Podéis estar seguros, que es para mí un verdadero placer el poder sentarme entre ellos.

Hasta la vista

 

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