- F : ¡ Buenos dias nos de Dios!
- C : Eso te deseamos.
- F : ¡ Juanjo! ... Pon un cortado, por favor.
- T : Ayer te pusimos falta. ¿ Onde anduviste?
- F : Tenia invitados en casa y me fué imposible el aparecer por aquí. Por cierto, dando una vuelta, me ofrecieron unas sardinas de BAREQUE que tenian muy buena “pinta”
- R : ¡ “Pinta” la que tu traes !. Hace tiempo que no se ve BAREQUE por aquí. Ya te macizaron como veraneante a ver si picabas.
- C : Y ... Por como lo dice, parece que estaba bién macizado. Estuvo a punto de picar.
- P : Mira, cualquiera la distingue, como cualquiera tiene dos millones.
- T : ¡Si hombre!. Mucho escaparate y, luego en casa el pucheru cociendo con agua sola.
- F : No entiendo nada, así que hacerme el favor de contarlo como Dios manda.
- C : ¡Vamos a ver!. Empecemos por decir que el BAREQUE es un aparejo de mallar, y que se emplea dejándolo a la deriva, sujeto a una lancha, que también se encuentra a la deriva.
El BAREQUE se larga a la caida de la tarde ( al aseo) o al alba, una hora antes del amanecer, pudiendo variar estos momentos, o sea un poco antes o después, segun este el cielo más a menos limpio o más o menos encapotado. Para ello, la lancha recorre la mar, con un hombre en proa, que se fijaba si el agua ardia o no, pues si lo hacia, era síntoma de que habia peces. Se les localizaba y entonces empezaba la faena de largar el BAREQUE.
- T : La operación de largar el aparejo, se hacia sin motor, siempre a remo y muy lentamente y sin chapoteos, o sea, a remos callados, para evitar emballar el pescado. Ante todo se tenia que comprobar el rumbo que llevaba la corriente, para largar el aparejo a favor de ella, pues si no, te exponias, con suma facilidad a que el aparejo se te volviera sobre sí y se formara una pelota que te inutilizaba todo el trabajo. Una vez extendida la red, esta quedaba a una braza ó braza y media por debajo de la superficie.
- C : Una vez largado el BAREQUE, a la hora u hora y media de estar, como te decia, a la deriva la lancha y el aparejo, se alaba suavemente lo que se llama LA BRAGADA, que es el final de la red que esta unida a la embarcación. Esto se hacia, porque según las sardinas enmalladas que trajera LA BRAGADA, cinco, seis ó más ( o ninguna, que todo es posible en los mares del Señor), los pescadores podian calcular, mas o menos, la cantidad de pescado que traia el aparejo. El error que tenian era mínimo, debido a la larga esperiencia en el trabajo con este tipo de aparejo.
Largaban de nuevo LA BRAGADA al agua lentamente y, tras esperar 5 ó 10 minutos mas, encendian una luz muy potente que portaba la embarcación y empezaban a alar el aparejo con el cuidado necesario, para que entre boya y boya, los corchos no se cruzaran con los plomos, pues de ser asi, todo ese paño quedaba inoperante para volver a pescar. Las sardinas pequeñas se mallaban bién, pero las grandes, se desmallaban con facilidad, por lo que se acostumbraba a tener un hombre, que con un celabardo, estaba preparado para recoger las sardinas que, tras soltarse del aparejo, caian a la mar. - F : ¿ Cuantas lanchas hubo aquí dedicadas al BAREQUE ?
- P : Quien más y quien menos, casi todos se dedicaron alguna vez a este aparejo, pero las que destacaron por su asiduidad fueron MARIENE de PEPE, LOS VIVILLOS de EL CHE y QUICO, LA NUESTRA de NEGRIN, CELESTA de TAJUELO y BEATRIZ del incomparable TIU PEPE.
- R : Una vez el aparejo a bordo, venia otra operación muy delicada del BAREQUE, y que consistia en el desmallado de las sardinas. Y digo que era una operación delicada, porque habia que desmallarla sin descabezarla, sin machacarle las agallas y sobre todo sin que perdieran las escamas, de forma que el fin era que quedaran totalmente enteras y muy brillantes. Esa era la manera de diatinguirlas de las sardinas de MANJUA, o de cerco, que casi siempre aparecian mas machacadas y con muy pocas escamas, cuando llevaban alguna.
- R : ¡ Te enteras veraneante ! ¡ Apúntate las diferencias de una vez por todas!.
- T : Las sardinas de BAREQUE son especiales para hacerlas a la brasa, pues una vez están hechas, quedan enteras y con una calidad y un sabor inigualables.
- P : Dicen que los mejores barequeros de la Cornisa Cantábrica fueron los de Gijon, y sobre todo los de MAÑUEGUES, un pueblo de cerca del Cabo de Peñas, que en sus correrias tras la sardina llegaban hasta Llanes.
- C : Y ahora voy a contaros una historia muy buena que ocurrió a bordo de la lancha MILI Y MERCE, propiedad de SANTIAGO CUBILLO
- F : ¿ Pero fué verdad?
- R : ¡Tu primero escúchala y luego júzgala! ¿ Oiste?
- C : ¡ Pues verás! Estaba esta lancha dedicada al BAREQUE e iba con ellos una persona de Oviedo. Por los motivos que fueran llevaban varios dias sin pescar nada. Pués bién, una de las veces que se encontraban en tierra, el de Oviedo, le comento a SALERO lo que estaba ocurriendo, o sea, que las sardinas ni las olian. Parece ser que SALERO, sin pensarlo, o pensandolo demasiado le dijo : ¡Pero vamos a ver! ... ¿Vosotros por donde andais? ... Porque sabrás que para pescar al BAREQUE no teneis que estar dentro de agua salada. ¡Mira, haz una cosa!. Sin comentarlo con nadie, tu vete probando el agua en donde os encontreis, y cuando la notes dulce avisas y ...¡Ya está!.
¡Y así ocurrio!. En la siguiente salida a la mar, CUBILLO se dió cuenta que el personaje de Oviedo, que se encontraba muy concentrado sentado en popa, de vez en cuando, metia un dedo en el agua y después lo chupaba con mucho interés. No dijo nada CUBILLO y siguió a lo suyo, hasta el momento en que creyó que el lugar en que se encontraban era bueno y dió la orden de prepararse para largar el BAREQUE.
El de Oviedo, al oir la orden, metió el dedo una vez mas en la mar, y después de probarla dijo con “todo conocimiento de causa” : ¡ Aquí no hay nada! ...¡ Este agua está salada!
Se volvió CUBILLO rapidamente para inquirirle sobre esa tan rotunda aseveración, por lo cual nuestro ovetense, no tuvo mas remedio que contarle la conversación mantenida con SALERO. El patrón haciéndose cargo de la situación, no se si muerto de risa o no, dijo con toda su socarroneria ... ¡ Pués muy bién! ... ¡ Iremos a largar los aparejos al RIU PURON!.
- P : ¿Eso será cuentu o será cierto?
- F : ¡ No se! ... Ya se lo preguntaré a TIAGO cuando lo vea.
- T : ¿ Está todo pago? ¿Si? ... Pues vamos a dar una vuelta por LA BARRA a ver como está la mar.
Fernando Suárez Cué
20 de Setiembre de 1998
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