La primera vez que Paco y yo, nos pusimos a hablar del “CHAMBELENA”, nos dimos cuenta que hablábamos de un barco que para los dos representaba una parte de la vida en la que ella misma comienza a marcarte, al mismo tiempo que determinaba una época en el devenir de la Villa.
Muchos conocieron la vida en el interior de este barco y muchos mas lo vieron atracado en el puerto de Llanes, por lo que vamos a intentar recordar, con todo el cariño y de la manera menos farragosa posible, a este exponente de la vida pesquera de nuestro puerto y de los hombres que en él se dejaron su sudor y sus fuerzas, persiguiendo esa escurridiza anguila que es el bienestar que deseaban para sus familias.
Comencemos por decir que la primera vez que me encontré, facilitado por Paco, con el Rol nº 12811, fechado el 20 de Diciembre de 1937, de Despacho y Dotación para el Vapor nombrado TXAMBELENA , en el folio 447 de la 3ª lista de inscripción de Zumaya, provincia marítima de San Sebastián y de la propiedad de D. José Aniceto Echevarria, que vive en la calle Del Puerto en Motrico, lo primero que me llamó la atención, fue el que su nombre original no mantenía la grafía a la que estabamos acostumbrados.
Sirva lo que viene a continuación como un pequeño homenaje, y con todo mi afecto a Paco “Fragarán”, Paco “El Buzu” o Paco “El Marigordu”, pues creo que lo que voy a contavos debe ser lo poco que le falta a él para conocer todo lo cognoscible -¡toma palabra!-, sobre este barco.
Lo primero que hice, fue ponerme en contacto con unas personas a las que tengo por amigos, los hermanos Jon y Mikel Berganza, de Durango (Bizkaia), los cuales tienen como lengua materna el euskera, y de la que realmente son buenos conocedores. Puestos en antecedentes, y, sin dudarlo ni un momento se pusieron manos a la obra. ¡Muchas gracias amigos!
Por lo visto la palabrita “txambelena”, se las trae, ya que parece ser que en un principio les descolocó - yo estaba descolocado antes de empezar - la terminación “ena”, que en euskera quiere decir “propiedad de...”, “pertenece a...” o “referente a...”, por lo que se barajaba la posibilidad de que la traducción de “Txambelena” fuera “Propiedad del Chambelán”.
Esto no acababa de convencerlos – porque como comprenderéis, yo estaba convencido desde el primer momento...¡lo que es la ignorancia! – por lo cual, e iluminados por el Todopoderoso, gracias a Dios, se les ocurrió consultar este dilema con su señor padre, Dn. Sabin Berganza Zabala,... ¡Que él si sabe y lo demás son “ agues de castañes”!..., y expuso lo siguiente: Txambelena es una derivación, evolución o degeneración de la palabra euskera TXAMBELIN, cuya traducción al español es Gracioso, ... Bonito,... Lindo... ¡Esto ya era otra cosa! Por ahí teníamos mejor rumbo
En euskera, y siempre siguiendo las enseñanzas de mis maestros, os diré que todos los nombres se acompañan siempre con un artículo determinado “a”, que se coloca al final de la palabra, por lo que la cosa quedaría mas o menos así: Txambelin igual a Gracioso, “a” igual a “el”, y por lo tanto Txambelina seria El Gracioso, El Bonito, o El Lindo.
Por razones fonéticas, al pasar del euskera al español, la “Tx ” se cambió por la “Ch ”, y la “i”, por la “e”, siendo el resultado el nombre de nuestro barco CHAMBELENA.
Bueno Paco, espero que te haya gustado toda esta historia, pero la cosa no acaba aquí, porque ... siguiendo con mis maestros Jon y Mikel Berganza y sus enseñanzas, me entero de lo siguiente: Como habréis visto, en el rol del Chambelena, aparece como propietario D, José Aniceto Echevarria, - en euskera Etxebarria - , pues bien, traduciendo la palabra, nos encontramos que “Etxe” es igual a Casa, “Barri” es igual a nuevo y “a”, en este caso es igual a “la”, quedando por consiguiente que el propietario de EL GRACIOSO era LA CASA NUEVA. ¿Cómo se os ha quedado el cuerpo? ¿Verdad que es precioso e interesantísimo seguir las palabras y sus etimologías?
Y ahora después de toda esta inyección de cultura que nos han dado, vamos a entrar en materia, mas técnica.
En el Certificado de Reconocimiento de la Inspección de Buques Mercantes del Estado Español, el Ingeniero Naval Inspector de Buques, Dn Ricardo Iglesias y con el Vº Bº del Comandante Militar de Marina, Dn. Aquiles Vidal, certifican y firman en San Vicente de la Barquera el 8 de Noviembre de 1948, que se procedió a efectuar el reconocimiento del buque de vapor nombrado “Txambelena” , de la matrícula de Zumaya y de 15,77 toneladas de arqueo total. El casco de madera fue reconocido a flote y caduca su certificado de utilidad el 25 de Abril de 1.949. El aparato motor constituido por una máquina de vapor alternativa, vertical, de triple expansión, marca Airzana y Cia. de Zumaya; tiene una potencia indicada de 15 c.v. Fue reconocido y se encuentra en buen estado..Lleva como aparatos auxiliares los usuales en esta clase de instalaciones. Fueron reconocidos y se encuentran en buen estado.
La caldera de tipo horizontal, Turgan, marca Balenciaga probada a presión hidráulica, trabaja a 16,00 Kg/cm2 y esta en buen estado. Caldera auxiliar no tiene. El material de salvamento, contra-incendios, luces y demás complementario esta en buen estado.
Que por lo expuesto puede autorizarse la salida a la mar del mencionado buque el cual debe ser nuevamente reconocido en el plazo de CUATRO MESES en el que se cumplimentará la nota del dorso.
La eslora del Chambelena, era de 12,08 m., su manga de 3,27 m. y su puntal de 1,77 m.
Para conocimiento de todos, diré que la inspección a la que nos hemos referido del año 1948, y bajo la tarifa vigente del 9 de Noviembre de 1933, le costó al armador la cantidad de 45,50 Ptas. repartidas de la siguiente manera: Por reconocimiento anual, 35,00 Ptas., por dietas 3,20 Ptas., por viaje, 4,05 Ptas., por timbres e impresos, 1,50 Ptas. y por cobranza, 1,75 Ptas.
En el reconocimiento del año 1953, el precio ya había ascendido a 161,-Ptas.
Como cotilleo náutico-pesquero, porque... ¡Cotillas somos muy cotillas!, os diré que según consta en acta del año 1941,... “fue comprado por Adolfo García del Cueto en la cantidad de 45.000,- Ptas.”... que en ese tiempo era una cantidad mas que respetable, y que nos imaginamos buenos sudores le costarían al gran Adolfo el arrejuntalas.
Fue vendido en el año 1948 por... ¡Ya os lo contaremos otro día!
Muchas personas estuvieron embarcadas en este buque, llaniscos, riosellanos y vicenteños, y aunque a todos nos gustaría recordarlos, creo que va a ser prácticamente imposible, no sea que en su embotado desespero no queremos que a alguno le de “el Norte”, y a la mitad de la lista nos haga una barrabasada ... ¡Y con toda la razón!.
Pero lo que si podemos hacer es intentar recordar, partiendo de los años de embarque, a los llaniscos que entre su costillaje, fueron mecidos algunas veces, y no tan mecidos otras, por esa mar que como bella mujer y gran señora, es casi siempre incomprensible para el resto de los mortales varones. ¡Chicos nos ha quedado precioso!
Es fácil que alguien encuentre su nombre o el de algún ser querido en la relación que a continuación os presentamos y si ello va a servir para que recuerdos de un pasado bueno, o no tan bueno, nos hagan sentirnos mas jóvenes al detener, aunque sea por unos momentos el tiempo, nosotros nos encontraremos generosamente pagados. ¡Allá vamos!
Manuel Menéndez Díaz marinero
Nemesio A. Garaña Junco marinero
Marcelino Crespo Gutiérrez marinero
Benito Llaco fogonero
Adolfo Garcia del Cueto patrón
Rafael Llorente Pelaes maquinista
Fernando Carrandi Fernández marinero
Manuel Batalla Posada marinero
Angel Carús marinero
Santiago Fernández marinero
León de la Fuente marinero
Cayetano Herrero marinero
Juan Antonio García Amorós marinero
Angel Carrandi Fernández marinero
Estanislao Herrero Melijosa marinero
Agapito – resto ilegible - marinero
Valentín Álvarez Álvarez marinero
Manuel Silva marinero
Eusebio González Fernández marinero
José Mª Rodríguez Celorio marinero
Bruno Carrandi Fernández marinero
Aurelio García Trespalacios marinero
José Rodríguez Díaz marinero
José Antonio Meré García marinero
Remigio García Trespalacios fogonero
José Antonio Sobero Sánchez marinero
Ramón García del Cueto patrón
Manuel Angel Patiño Díaz marinero
Julián Díaz Sotres marinero
Juán –ilegible – Gutiérrez marinero
Manuel Noriega García marinero
Manuel Fuentecilla Revuelta marinero
Emilio González García marinero
Juán Antonio García del Cueto marinero
Enrique Fuentecilla García marinero
José Carriles García marinero
Antonio García Trespalacios marinero
Juan A. García Amieva. marinero
Joaquín Vallorca – ilegible. marinero
Daniel Fabián Gutiérrez Herrero marinero
Luis Rodríguez Díaz marinero
Juán Garcia Cueto marinero
Juan Antonio González marinero
Manuel Patiño. marinero
Jesús Amable Cué marinero
Alfonso Díaz. marinero
José Mª Rodríguez Celorio marinero
Pedro Vendias Monte marinero
Juan Francisco Haces marinero
Pedro Carriles Fernández marinero
Fructuoso Cué Orraca marinero
Remigio G. García. marinero
Manuel Noriega López fogonero habilitado
Es fácil que falten algunos nombres de la marinería embarcada, pues algunas veces, y no sabemos el porqué, el rol de embarque no determinaba nombres, sino que decía solamente “10 marineros”. En este caso se encontraba nuestro buen José Antonio Conde Piñera. ... ¡Vamos, el amigo Cote!
De todas formas, si alguien estuviera interesado en saber fechas, tanto en días como en años, de embarques y desembarques, se comunica a todos los Orientelectores, que obran en nuestro poder los roles pertinentes para saciar tales curiosidades.
Cuantos recuerdos nos trae ese “barcón” - pues en realidad era un gran barco - pintado en un verde oscuro y asomando por la popa, una curiosa pero elegante popa de la denominada cola de pato, el rojo teja de la pintura de patente.
Su caseta de madera montaba a proa del guardacalor y sobre este una gran chimenea con las letras A y G cruzadas sobre ella; las letras del nombre y apellido de Adolfo Garcia “El Buzu”, patrón, armador y propietario del CHAMBELENA
Portaba un rancho a proa con 8 literas, por llamarles algo, y a popa montaba otro rancho con 4 literas más. En esa zona del barco se encontraba también la nevera para los bonitos. En sus callejones, tanto en el de babor como en el de estribor, se encontraban dos troneras de hierro que servían para cargar el carbón que luego se usaba en la caldera del barco.
En fin todo eso son los primeros recuerdos que este pesquero nos trae a la memoria - creo que os podremos contar muchas mas cosas - y en mi caso en particular, era tal la impresión que me causaba cuando le veía doblar la Barra de la Osa, que me entraba en el alma un... ¡No se que! ... ¡Que, que se yo! ... ¡Que, yo que sé!
Barcelona, a 26 de Noviembre de 2000
Fernando Suárez Cué
0 comentarios:
Publicar un comentario