miércoles, 28 de diciembre de 2011

La Plaza "Santana"

Hace muchos años, cuando todavía no existían las autopistas y el viaje por carretera hasta Llanes era largo y penoso, dichas  penalidades las dabas por bien pagadas cuando tras “dibujar” la curva de “La Arquera”, y dejando a estribor  “La Portilla”, entrabas en la Villa, y subiendo la calle Mayor, te santiguabas al llegar a la Capilla de Santa Ana, dándole gracias por haberte protegido durante el viaje hasta  casa.

Ya era tarde, pues el viaje había durado cerca de 12 horas, pero ya estabas allí y me daba cuenta de que me estaban esperando.

Las luces de los bajos, donde moraban Chavela con sus tías con Olvido y Ángeles,  estaban encendidas, siendo ellas las primeras que sabían de mí llegada por el ruido del motor y el golpe de las puertas del coche al cerrarse. Había luz en el primero, donde vivían Ramona y Eloína, que también  estaban encendidas, pues también sabían que llegaba, y por supuesto en las ventanas del segundo piso , y desde hacia horas estaban asomadas, en lo que llamaban el “cuartin de Santa Ana”, el resto de las tías, María, Aurora (tia Rora) y Mª Luisa (tia Guichu para nosotros), y por supuesto acompañadas por Baltasar (Tiu Batá) como máximo representante y gran patriarca  llanisco de la familia.

Pero la vista se me escapaba a la casa de la derecha, la casa de otra de mis tías, Ana María Goti, por la que por cierto sentimos todavía hoy día un cariño, mas que especial, toda mi familia.

Yo no la veía, pero estaba encendida la luz de la”salina de estar”, por lo que sabia que allí estaba en compañía de sus hijas Anabel y Mª José, de las cuales, con el corazón en la mano, y aunque eran muy crías todavía, intuía que ya marcaban la belleza, el donaire y el saber estar de las gentes de Santa Ana.

Pasaron los años, y yo seguía con mis viajes.

Con el tiempo se  construyeron las autopistas y el viaje se acortó a 6 horas de coche, pero ese mismo tiempo hizo que se fueran apagando las luces que con tanta ilusión me esperaban.

Primero se apagaron las de Ramona y Eloína y mas tarde las del segundo piso.... ¡La plaza ya no era la misma!. La veía oscura, triste; yo diría que hasta tétrica. Nadie te esperaba.

Pero no era así, la casona de la derecha, la de Ana María seguía encendida, y eso para mi era como el faro mas potente que iluminar pudiera toda la costa del Cántabro Mar.

¡Santa Ana nos la guarde con nosotros muchos años “entovia”!

En ese ínterin, se enciende la luz del 3º, allí están Línes, Jose y Ángela, ayudando con su presencia a mantener ese lejano recuerdo que todavía está clavado en mis retinas.

Pasa el tiempo , y un día, al llegar a la Plaza, me encuentro que está con nosotros “La Benemérita”. ¡Me hizo mucha ilusión! Esa bandera nuestra, se encontraba presidiendo la plaza dándole seguridad y colorido a las viejas y grises piedras de la Capilla de la Santa.

Al cuidado de la capilla, estuvieron en su día, y durante mucho tiempo,  la familia Muñóz (Pili, Ana, Línes y Jose), haciéndose cargo posteriormente otro equipo compuesto por  Ana María , Coqui y Nati, dirigidas ( y digo bien, dirigidas), por Don Luis, que bastante tubo “el probitin” que bregar. Y no hago más comentarios. Pero que conste para los venideros siglos... ¡Que tuvo que bregar! ...¡Y sigue bregando!

Algún día, cuando la Casa Cuartel de la Guardia Civil, este finalizada, y sus componentes pasen a ocupar las nuevas instalaciones, me imagino, que abandonarán las actuales instalaciones de la Plaza Santa Ana... Y entonces que pasará... ¿Cuál es el futuro que le espera a ese edificio? Yo no lo sé, no hice la carrera en la misma escuela que Rhapel y Aramís, pero se me ocurre una idea...y...

 ¡Voy a contávosla!

Dice la historia que me contó el Cronista  Dn. Manuel Maya (que de la historia de Llanes sabe lo que no está escrito en los libros), que esos locales pertenecieron hace muchisísimos años a la Cofradía de Mareantes de la Ballena, por lo tanto... ¿por qué no volver a sus orígenes?, porque no cedérselos a la marinería llanisca y dentro de ella, y como máximos exponentes, por la rudeza de sus vidas y por los sacrificios hechos a lo largo de la historia, para llevar a nuestra Villa a las cotas de popularidad Nacional, Internacional, Mundial ... y por que no Universal de la que gozamos ... por que no se pueden ceder dentro de la legalidad vigente (concho que frases me salen), a sus mayores...En dos palabras. ¿Por qué no se les ceden a la Asociación de Pensionistas y Jubilados “LA DÁRSENA”.

Que mejor fin para ellos, que ser vecinos “de tabique” con su Santa Patrona, máxime cuando esa capilla, ya no es una capilla... ¡Ye una bombonera!

¡Piénselo Sr. Trevín! Piénselo Excelentísimo Sr., pero por favor, píenselo con la mano en el corazón. Ya verá como es posible que acierte con el pensamiento de la mayoría de los llaniscos....Y si Vd. tiene que hablar con la Santa Madre Iglesia... ¡Pues se habla! Que una Madre, por el bien de sus hijos, lo entiende todo.... ¡Vaya, digo yo!

Y que conste, que no he hablado con nadie, que es una idea que se me ha ocurrido a mi solín.

Voz de la conciencia. Fernandín, no mientas ni te pongas paveses, que la idea, aunque te guste no es tuya. Te la soplaron a la oreja. Pero no me mientas. Si quieres decir que fue Ana Maria Goti lo dices, y si no, no lo digas. Pero no me mientas.

Y ya para finalizar, queridos orienteadictos, esto que os escribo, es posible que no esté dentro de la realidad actual de la vida llanisca, pero que conste que no está mas lejos de mi intención el deseo de interferir en ningunos intereses,  ni de crear polémicas que enfrenten a nadie, pero sinceramente creo que con seriedad, trabajo, tesón y diplomacia se puede conseguir cualquier cosa.

Por cierto, ¿Sabéis lo que es un diplomático? Pues es aquella persona que te manda a la “mie...a.”, y estas impaciente por comenzar el viaje.

                      
                                                         
                                                                                                    Con todo cariño
                                                                                                Fernando Suárez Cué.

                                                                                   Barcelona, a 29 de Marzo de 2003



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