sábado, 31 de marzo de 2012

La Triada imprescindible

Dentro de las bibliotecas formadas por los aficionados a la mar, a sus hombres y sus historias, creo que no deberían faltar, tres obras, que aparte de amenas e interesantes, su fundamento es que están basadas en hechos reales, o sea, que escritores de gran prestigio hoy día, conocieron la verdad de la historia y la plasmaron novelándola en libros que en algunos casos las sitúan como las verdaderas y mas importantes novelas de aventuras por detrás, claro está, de la mayor de todos los tiempos, “El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha”.

Es mi opinión, y no consejo (los consejos se dicen para que nadie les haga caso, mientras que la opinión  permanece), que estas tres obras que me permito el  atrevimiento de citar, deberían estar en todas la bibliotecas de los amantes de la mar,  (tanto chicos como grandes), como ya he dicho antes … y que me disculpen Jack London, Patrich O´Brian y otros muchos mas.

Y como ya no quiero hacer el cuento muy largo, vamos a comenzar por las aventuras y desventuras de Alexandre Selkirk.

Nace este personaje, allá por el año de 1676 en una pequeña aldea del condado de Fife en Escocia, dentro del seno de una humilde familia presbiteriana, estando imbuido de un gran espíritu religioso, aunque en contraposición era amigo de correrías y pendencias.

Su carácter aventurero y la férrea disciplina a que lo tenia sometida su familia, llevó al joven Selcraig ( pues ese era su verdadero apellido) a embarcarse pronto y abandonar la casa de sus mayores en pos de aventuras y fortuna. Pero fue su carácter el que finalmente dominando su vida, lo llevo hasta una isla del archipiélago de Juan Fernández, donde comenzó la que seria su máxima y trágica aventura.

No se ponen de acuerdo los historiadores, de cómo fue la cosa, pues mientras unos dicen que ocurrió durante una aguada que estaban efectuando para su barco, fueron atacados por un buque corsario, por lo que tuvieron que huir precipitadamente dejando en la isla a cinco marineros. Mas tarde, y partiendo desde el puerto de El Callao, volvieron a por ellos, pero debido a la férrea disciplina que en aquella época se imponía en los buques, tanto mercantes como de las Armadas, nuestro protagonista deserto de sus obligaciones y se escondió en la isla hasta que el navío zarpo, dejándolo en tierra.

Otros historiadores, relatan este pasaje de la vida de Alexandre, basándose en su carácter pendenciero, sus andanzas y sobre todo en el informe del Diario de a Bordo del Capitán Woodes Rogers, que procedente de Bristol, llegó a ese archipiélago al mando de una expedición compuesta por los buques “Duke” y “Duchess”. En dicho diario y correspondiente al día 31 de Enero de 1709,  el Capitán escribe…”Esta mañana a las 07-00 horas, hemos llegado a la Isla de Juan Fernández. Nuestra pinaza a su regreso, trae junto con el agua y una gran cantidad de langostas, a un hombre vestido con pieles de cabra, que tiene mas aspecto selvático que sus primitivas propietarias”.

Parece ser, que nuestro personaje, pertenecía a la tripulación del buque “Cinque Ports”, pero como pronto se peleó con todos sus superiores, por las injusticias manifiestas que se cometían en el barco,  el capitán determinó abandonarlo a su suerte en la isla, con tan solo su Biblia, un fusil, un poco de tabaco, el cofre de ropa, un hacha, una libra de pólvora y algunos utensilios, quedando abandonado desde el verano de 1704 hasta que fue rescatado por el Capitán Rogers cinco años mas tarde.

Cuando volvió a Londres, en el “Duke”, vivió como un príncipe contando sus peripecias, las cuales llegaron a oídos del escritor Daniel Defoe, que le sirvió basándose en ellas, para escribir una gran novela de aventuras que se publicó en el año 1719 con el título de “ROBINSÓN CRUSOE”.

NOTA INFORMÁTICA: El Archipiélago de “Juan Fernández”, descubierto en el año 1583, por el navegante español del mismo nombre, pertenecen hoy día a Chile, y se encuentran situadas a 300 millas náuticas de la bahia de Valparaíso. Consta de tres islas cuyos nombres son: “Rrobinsón Crusoe”, “Alejandro Selkirk” y “Santa Clara”.

El segundo personaje de nuestro artículo es el navegante inglés William Bligh. Nace en Tyntan en 1754 y muere en Londres en 1817. Acompaño al Capitán  Cook en su segundo viaje (1772-1774). Mas tarde, en 1787, el Almirantazgo Inglés le confía el mando de la  “H.M.S.Bounty” con las órdenes, de  zarpar del puerto de Spithead para dirigirse  a Tahití en busca  del árbol del pan, con el fin llevarlos a las Indias Occidentales, para alimento de esclavos.

Fue tal su severidad, rayando en lo despótico, lo que provocó el amotinamiento de gran parte de la tripulación, que bajo el mando de su contramaestre Christian Fletcher, lo tomó prisionero, siendo abandonado, junto con 18 marineros que le permanecieron leales, en una lancha sin armas y con pocos víveres.

Lo sorprendente de esta historia, es que Bligh  consiguió llevar a sus hombres hasta Timor, a 4.000 millas náuticas de distancia, efectuando un sorprendente viaje, que aún hoy despierta admiración y lo acredita como un gran navegante y duro marino.

En el año 1805 William Bligh fue nombrado gobernador de Nueva Gales del Sur, pero de nuevo su carácter motivó la sublevación de los colonos en el año 1808, que lo tuvieron prisionero hasta 1810, año que al lograr su libertad volvió a Londres, alcanzando en 1811 el grado de Almirante

Por su parte Christian Fletcher, después de dejar en Tahití a la mayoría de la tripulación sublevada y con solo  6 hombres y 12 mujeres, se dirigió en la “H.M.S.Bounty” hacia la isla de Pirtcain, que si bien había sido descubierta por Charteret en 1767, se encontraba totalmente desabitada, en donde pretendieron organizar una nueva vida.

NOTA INFORMÁTICA: H.M.S. es la abreviatura oficial de  “ His Mayestys Ship”, y que significa “Buque de su Majestad”, y que por tradición antecede a todos los nombres de los buques de la Armada Británica.

Años mas tarde, cuando el buque norteamericano  “USS.Topaz”, avistó la isla creyendo hacer un descubrimiento, se encontró con 8 ó 9 mujeres algunos jóvenes y tan solo un superviviente de aquella tragedia, Alexander Smity, que se hacia pasar por John Adams.

NOTA INFORMÁTICA: U.S.S. es la abreviatura oficial de “United States Ship”,  que significa “Buque de los Estados Unidos”, y que por tradición (copiada de los ingleses), antecede al nombre de todos los barcos norteamericanos de la Armada de los EE.UU.

Toda esta historia, que aparece en las memorias de Sir John Barrow fue novelada por Ch. Nordhoff  y  J.N. Hall, en una gran obra, que bajo el título de “LA TRILOGÍA DE LA BOUNTY”,  se compone de tres libros titulados “Rebelión a bordo”, “Hombres contra el mar” y “La Isla de Pirtcain”.

Por último, tenemos la historia protagonizada por el  barco ballenero “Essex”, que en el mes de Agosto de 1819, zarpó de su puerto base de Nantucket, en la costa Este de Estados Unidos, como principio de un viaje de  dos años, para poder volver con sus bodegas llenas del precioso cargamento que era el aceite. Su capitán, George Pollard, Jr. no era consciente de la aventura que el destino le tenia preparada.

El 20 de Noviembre de 1920, cuando el “Essex”, se encontraba en el Pacífico, a 1500 millas náuticas al Oeste de las Islas Galápagos y a tan solo 40 millas al Sur del Ecuador., Alrededor de las 08-00 h. de una luminosa mañana, los vigías vieron  varios “chorros”.  Los guardianes del barco aproaron al “Essex” en dirección al viento y con la gavia en facha, se arriaron los tres botes a la mar para darles caza. Los botes iban mandados por Pollard, (Capitán),  Owen Chase ( 1er. oficial)  y Matthew Joy  (2ª oficial). Y ahí amigos comenzaron sus desventuras. Chase y Joy, consiguieron capturas, pero uno de los cachalotes, pues era una manada de ellos y no de ballenas, posiblemente el mas grande, pues los testigos afirmaron que con sus 26 metros de envergadura, sus 5 metros de quijada, sus 6 metros de anchura de cola y sus 80 toneladas de desplazamiento se dirigió con inusitada violencia hasta el “Essex”, al que de varias embestidas consiguió rendir, hundiéndose mas tarde..

A partir de aquí comenzó la verdadera tragedia, pues por miedo a las tribus caníbales que creían existían en islas del Pacífico, decidieron dirigirse e intentar llegar a las costas de Chile. La travesía duró tres meses, pero el hambre y la sed, les llevó a actos de canibalismo como medio de subsistencia, a los que se vieron abocados los pocos supervivientes de la desafortunada tripulación del “Essex”

Al bote de Chase, lo rescató de la mar el barco de matrícula de Londres llamado “Indian”.
Al bote de Pollar lo rescató el barco “Dauphin” bajo el mando del capitán Zimri Coffin, quien días mas después los dejaba sanos y salvos en  Valparaíso.

Hubo otros muchos casos de “ataques” de cachalotes a barcos, como pudo ser el sufrido por el ballenero de New Bedford,  “Ann Alexander” en Agosto de 1851, bajo el mando del capitán John De-Blois, o el “Lydia”, ballenero de Nantucket, atacado y hundido por un cachalote en 1836, o el “Pocahontas” en 1850, aunque este pudo llegar a puerto donde fue reparado.

Toda esta tragedia, fue en su día conocida por el escritor norteamericano Hermann Melville , que basándose en ella escribió la novela, que los americanos tienen como una de las mas importante de su literatura,  “MOBY DICK”.

Sobre este tema y como un verdadero trabajo de investigación esta el libro de Nathaniel Philbrick titulado “EN EL CORAZÓN DEL MAR”.

Una lucha a vida o muerte en el Océano, nos demuestra la mayoría de las veces que por mucha imaginación que pongamos para crear una ficción, la realidad puede superarla con creces la mayoría de las veces.


Y esto es todo amigos orienteadictos. Espero que este artículo os haya entretenido, y sobre todo os mueva a conseguir estas tres novelas (aprovechad y pedírselas a los Reyes Magos de Oriente),  de las que estoy seguro , su lectura os hará pasar unos momentos de lo mas placenteros, al mismo tiempo que os introducirá en la comprensión de todos aquellos que dedicando su vida a la mar, conectaron culturas y consiguieron riquezas que nos han llevado a esta vida  que hoy disfrutamos y, que siendo cada vez  mas cómoda y agradable, no debemos olvidar que muchos sufrimientos e incluso vidas quedaron en las estelas de sus navíos,  para llegar a el lugar histórico en donde ahora nos encontramos.

                                               
                                                                     Como siempre, con todo mi cariño.

  
                                                                                 Fernando Suárez Cué
                                                                     Barcelona, a  23 de Diciembre de 2002







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