domingo, 28 de julio de 2013

Grandes migrantes marinos


Almadraba de Zahara de los Atunes, antaño
http://www.youtube.com/watch_popup?v=ZWB9HBGXYv8&feature=youtu.be

Almadraba de Barbate, hogaño
http://www.youtube.com/watch_popup?v=byULa70RCTw&feature=youtu.be

Hay una serie de peces de gran interés para la economía de nuestra pesquera Villa y la de otras muchas, tanto españolas como extranjeras que casi siempre los hemos visto cerca de nuestras costas, cuando están a punto para su captura por los hombres de la Mar.

 
No voy a describirlos, pues todos conocemos quienes y como son, pero si hay una serie de preguntas, que causándonos una cierta curiosidad, nos obliga a cuestionarnos de donde vienen, como lo hacen y por que medios se rigen para encontrar los caminos necesarios que los hagan llegar a su destino.

 
Se denomina migración a todo desplazamiento de población que se produce desde un lugar de origen a otro de destino, pero sin quedarse en este destino definitivamente.
En el caso de que se asentaran se produciría la emigración

 
Todas las especies de las que vamos a tratar, tienen como objetivo principal de estas migraciones el llegar a unas zonas determinadas con la sana intención de preparar la reproducción de su especie. A esto se le llama freza, y está científica y estadísticamente demostrado que hay ciclos de mayor o menor afluencia de peces, que por circunstancias de temperatura del agua, climatología, abundancia de comida y un montón de factores más, deciden hacer la puesta en lugares diferentes cada año.
Pero no nos engañemos, los que venimos practicando la pesca, y no os digo nada de los profesionales que son los que mas lo sufren, se debe admitir que la afluencia de peces a nuestras costas es cada vez menor.

 
Pero vamos a lo nuestro.

 
Dentro de los grandes migradores, el primero que nos viene al pensamiento es el atún rojo (Thunnus Thynnus),  cuyo nombre popular les viene por ser la segunda aleta dorsal de un color marrón rojizo.

 
Son estos animales, peces epimesopelágicos migradores, que se mueven en pequeños o grandes bancos en cantidades que oscilan entre unos cientos a varios miles de individuos, que se desplazan cerca de la superficie, buscando siempre en una banda de agua con una temperatura siempre superior a los 10º C. y cuando les viene la época de la freza, hacia el mes de Junio, abandonan el Atlántico para introducirse en el Mediterráneo, con el fin de cerrar su ciclo reproductivo, y que producen al menos dos migraciones anuales, la reproductiva y la trófica, o de alimentación.
Es desconocido el número de huevos de cada puesta, pero lo que si se sabe, es que su tamaño oscila entre 1 y 1,2 mm.
Las larvas eclosionan a los dos días, y la maduración de los alevines dura al menos dura todo un año, hasta que los ejemplares jóvenes de entre 1 y 3 años, empiezan su migración saliendo del Mediterráneo, para dirigirse a las aguas del Sur de Inglaterra.

 
Los adultos, totalmente hambrientos y desnutridos después de la freza, parten del Mediterráneo, en busca de alimento hacia las costas de Noruega, siguiendo las costas portuguesas y españolas hasta las costas nórdicas, y no abandonando Europa hasta Agosto ó Septiembre, cuando ya de regreso se encuentran en las inmediaciones de las Islas Azores, donde por lo visto se desvanecen.

 
Por cierto, cuando entran a través del Estrecho lo hacen a una cierta profundidad, aprovechando las aguas mas frías que proviniendo del Atlántico entran en el Mediterráneo, y por el contrario al salir lo hacen mas cerca de la superficie para aprovechar las aguas mas calientes que salen de él, ya que las corrientes de aguas calidas siempre se desplazan por encima de las frías.
Pero no del todo, ya que en el curso de su periplo, van dejando atrás una serie de individuos, que son posibles capturas en algunas localidades costeras. Estos son los llamados atunes erráticos, que se presentan más o menos aislados, hasta que se empiezan a concentrar en grandes bancos al acercarse el momento de la freza.

 
Toda esta migración trófica, de debe a que estos peces, siendo unos grandes depredadores,  con la ayuda de los peines branquiales tamizan de las aguas los alevines de sardina, anchoa y arenque. Grandes grupos de túnidos baten furiosamente el mar para comer en superficie, aunque también en ocasiones se sumergen a ciertas profundidades para alimentarse de calamares, brótolas y gallinetas, pues no olvidemos que estos grandes depredadores necesitan comer mucho en su periodo inter-reproductor. Así un ejemplar adulto de entre 1,5 y 2 mtrs. necesita comer cerca de 100 kg. diarios, para lo que recorrerá si es preciso mas de 100 km. al día para satisfacer su apetito.
Estos túnidos, que en proporción pueden ser los animales más fuertes de la mar, en resistencia y velocidad, pueden llegar en su edad adulta hasta los 700 kg. de peso.

 
Consumido este túnido desde tiempos remotos, ya aparece en las dietas de los fenicios en el siglo VI a.C., luego en recetas griegas y romanas, y haciendo ya mas de 1000 años que se consume en las costas españolas del Mediterráneo.

 
De la vida de este pez, existe una antiquísima teoría o leyenda salpicada de detalles fantásticos, cual era la supuesta ceguera de su ojo izquierdo, aceptada ya por Aristóteles y, admitida hasta época muy reciente, que al mismo tiempo sostenía que la patria de los atunes estaba en el Atlántico, mucho mas halla del Estrecho de Gibraltar.

 
Cada primavera, dichos atunes se concentrarían ante el Estrecho para ir entrando en el Mediterráneo emprendiendo un largo y veloz periplo a través de todo el Mediterráneo, hasta entrar en el Mar Negro, e inclusive llegando hasta el Mar de Azof, nadando siempre a lo largo de la costa norteafricana, que es la única que ven con su ojo derecho, ya que como hemos dicho, hasta el mismo Aristóteles creía eran ciegos del izquierdo.

 
El regreso, verificado a continuación, lo comienzan a principios y mediados del verano, y tiene lugar en sentido inverso, pero esta vez siguiendo las riveras norteñas del “Mare Nostrum”, dicho de otra forma las costas europeas, que son las que siguen viendo con su “ojo bueno”, hasta llegar a la Península Ibérica, cruzar de nuevo el Estrecho de Gibraltar, para continuar su derrota por las costas Lusas en su camino hacia el Norte.

 
Por último deciros que en estos momentos, el movimiento “Ecologistas en Acción”, está llevando a cabo una campaña de concienciación, que bajo el título “Atún rojo, que no te borren del mapa”, denuncia la grave situación de sobreexplotación que están sufriendo estos túnidos,  que los está acercando inexorablemente a una posición extremamente delicada, ya que ha provocado una  reducción en sus capturas de un 85% desde el año 2000.

 
Y ahora vamos a fijarnos en el que posiblemente sea el migrante marino mas simpático y conocido para nosotros, como que es el albacora (Thunnus alalunga), también llamado atún blanco, o como nosotros lo denominamos, bonito del Norte.

 
Su nombre técnico, le proviene de su principal característica con respecto al resto de los atunes, y es la longitud de sus aletas pectorales que pueden llegar a sobrepasar la aleta anal. Esta aleta es similar en tamaño a las de los atunes de aleta amarilla o a la de los patudos.

 
Hay quien dice que estos animales, que poseen una inteligencia sorprendente, cuando van de viaje navegan por regla general a favor de las corrientes, para que estas les ayuden en su andar y ellos gasten menos energías, pero cuando encuentran comida, se colocan en contra de la corriente. Esto en un principio no parece un síntoma de inteligencia, pero no es así, ya que ellos con otro mínimo esfuerzo, es la corriente la que les coloca las piezas ante sus bocas, porque dichas presas, se supone que para también economizar energías nadan a favor de ella.
En fin, vayan ustedes a saber lo que es verdad y lo que son “cuentos de pescadería”.

Hasta la vista.

 

 

 

 

 

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