sábado, 6 de julio de 2013

La Mar… y sus palabras

Gran buque tanque andando en condiciones muy duras


La mar, lo marinero, mantiene celosamente en su seno un tesoro de palabras, que cinceladas, trabajadas y pulidas por siglos de uso y experiencia, han llegado, por la misma complejidad de las cosas de la Mar, a hacerse irremplazables, pues exige ese oficio un vocabulario tan preciso y determinante, que no encontramos nada equiparable en el lenguaje común de la “gente de tierra”, ni en ninguna otra actividad ni oficio.

Es la Mar…  y sus palabras.

En la novela “El motín del Caine” de Herman Wouk, existe un simpático, pero no menos enigmático diálogo, entre el contramaestre y su comandante, y que al personaje de la obra – un oficial novato recién embarcado – le suena más o menos como sigue:

“Fue culpa mía señor”, dijo el contramaestre, “El garrabanda de babor se enredo con el de estribor cuando tratamos de sofaldar la ancheta para no raspabuchear otra vez la manguera. Tuve que trastacuercar sobre dos piriculandos para tumbar así más aprisa.

“Bueno”, arguyó el comandante. “¿Y no hubiese sido mejor trastacuercar sobre una falfuera y darle una voltereta al piriculando? Así no tenían que raspabuchear para nada y hubieran tumbado más aprisa.

“Eso puede hacerse sin dificultad”, asintió el contramaestre… “Lo intentaré mañana”

Explicación para los no versados:

Lo que el contramaestre dijo fue.

El cable de remolque del paraván de estribor, se enredó con el de babor al virar en el cabestrante, dando un fuerte socollazo que mancornó la cornamusa donde estaba afirmado. Por eso tuve que lascar, amarrar la pasteca de la eslinga de remolque al pescante, y dar un viento al zuncho de suspensión para poderlo izar más aprisa”

A lo que el comandante le respondió.

“¿Y no hubiera sido mejor afirmar con una mordaza la eslinga, cobrando directamente de la tira de la pasteca, sin necesidad de dar ningún viento al zuncho?”

Creo que así ha quedado todo mucho mas claro… ¡Y ahora a navegar!

En el hablar de la Mar y de sus gentes, se emplean una serie de palabras preciosas y precisas, que determinan y califican perfectamente el objeto o la acción a la que se refieren.

En el texto anterior aparecen algunas de ellas, de las cuales puedo decir el significado de unas cuantas, pero no de todas, pues son palabras totalmente desconocidas para mí.

Las conocidas son las siguientes:

Manguera:. Es un tubo de acero de considerable diámetro y orientable, que posicionado en vertical sobre una cubierta, sirve para la aireación del espacio situado bajo él. También se le denominaba “manguerote” cuando era de lona

Tumbar: Escorar el buque por efecto del viento o de la Mar, por corrimiento de la carga, o como consecuencia de “dar a la banda”, “dar la quilla”, o “dar pendoles”.

Paraván: Es un flotador especial, que remolcado entre dos aguas por un buque, sirve para dragar y proteger de las minas de contacto fondeadas por “orinque”

Socollazo: Se denomina así, al estirón o sacudida que dan las velas, o más propiamente las jarcias poco tensas, por efecto del viento o de un golpe de Mar.

También se denomina así, a la caída brusca de la proa de un barco, tras haber sido elevada excesivamente por una ola.

Lascar: Arriar. Soltar un poco un cabo patra reducir la tensión que soporta y evitar que llegue a faltar.

Faltar: Tiene este verbo en el habla entre las gentes de la Mar, el significado de romperse o soltarse, alguna cosa del lugar en donde estaba sujeta. En particular se usa cuando se trata de cabos, cables o anclas.

Pasteca: Especie de motón metálico, con parte de una de sus quijadas abatible, que permite guarnir por seno el cabo que debe laborear por la roldana, en vez de hacerlo por el chicote, como ocurre en los motones ordinarios.

Eslinga: Es el trozo de cabo o cable, provisto de tres guardacabos, uno en su medianía y los otros en los extremos. Estos últimos montan un estrobo o gaza para abrazar el objeto a suspender.

Zuncho: Es la abrazadera de madera, hierro u otro material, que sirve para reforzar una pieza o para unir dos o más entre sí.

Mordaza: En el primer tercio del pasado siglo XX, aparece como la pieza de hierro que servia para detener la caída del ancla.

Sofaldar: Levantar cualquier cosa para descubrir o dejar libre otra.

Mancornar: Unir dos cosas disparejas.

Tras estas definiciones, sería de agradecer el que alguna persona nos facilitara las pertenecientes al resto de las palabras, cuyo significado me ha sido completamente imposible descubrir.

Estas son la siguiente:

Garrabanda, ancheta, raspabuchear, trastacuercar, piriculandos y falfuera,

Gracias anticipadas

 

 

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