miércoles, 17 de julio de 2013

La “Rosa de los Vientos” del Mediterráneo. Dedicado a Mª José Diaz Goti, por estar tan enamorada de la Mar.







Una impresionante tromba marina en la costa de Australia, y que según precisaron diferentes medios internacionales, en su interior los vientos alcanzaron velocidades de hasta 190 km./h
Mari José, esta es "La magia de tu planeta"
 
Navegando por las costas mediterráneas de la Península, o en travesías entre islas, siempre me llamó la atención los vientos y sus nombres, y teniendo curiosidad por conocer sus etimologías, me enteré de esto que a continuación os cuento.
Partiendo de la “rosa náutica”, fue en Atenas y en la desaparecida “Torre de los Vientos”, donde fueron esculpidas las simbologías de los ocho vientos principales de la “rosa de los vientos mediterránea”, tan básica y familiar para todas las gentes marineras y pescadoras de este mar. Estos nombres son de origen  latino y en algún caso de origen árabe. Para poder comprender las designaciones que los romanos hicieron sobre estos vientos, debemos fijarnos que dichos romanos éstos eligieron como punto referencia, convergencia de rumbos o centro de la “rosa de los vientos”, la costa meridional de Creta, por considerar que la isla quedaba en el centro del Mare Nostrum
Y ahora vamos a por los nombres....

Mistral (NO-315º)
Situados ya en la Isla de Creta, la denominación para este viento de mistral, minstral, maestral, mester o maestro, obedece a que este viento sopla desde el noroeste, y en esa dirección queda la ciudad de Roma, la “Magistral Pentium” (“Soberana de gentes”).
Es un viento duro, frio y seco, que sopla preferentemente en invierno. Despeja el cielo, o lo deja con muy ligeras nubes, denominadas “glateiros” a las que desplaza rápidamente. Este viento alcanza con cierta facilidad los 100 km/h. pudiendo llegar sus rachas hasta los 200 km/h., lo que infunde respeto y temor  a marineros y pescadores, pues su aparición es rápida y casi impredecible,  alcanzando fuerzas 11 y 12 en la escala de Beaufort, que lo convierten en temporales muy duros y huracanados, con una mar entre arbolada y montañosa, y por ende peligrosa para la navegación.  

Siroco (SE-135ª)
La etimología de siroco es latina, ya que procede de syriacus, nombre que recibía el viento de sureste de la “rosa de los vientos” romana, que, centrada, no lo olvidemos, en la costa meridional de Creta, tenía en esa dirección la provincia de Siria.
En cambio, con origen en la voz árabe saruq, la raíz de xaloc, aparece esta denominación del siroco en Baleares, Valencia y Cataluña, traducida al castellano como jaloque. Con el mismo origen, se aplican diversos nombres en otras tierras mediterráneas, como las de chergui, chehili o las egipcias de simóun y khasmin, todas ellas denominando a este viento seco y cálido, procedente del sureste, que sopla atraído por la presencia de bajas presiones en el Mediterráneo, y a veces, experimenta el efecto foehn al salvar montañas costeras.

Se llama “efecto foehn” al calentamiento del aire producido al descender éste por las vertientes de las
montañas opuestas a la dirección de los vientos. En origen, se denominaba así en Suiza a este tipo de vientos secos y cálidos, propios de las vertientes alpinas de sotavento. Foehn era el nombre local del viento. El estudio por primera vez del fenómeno en esa zona generalizó la utilización del término para designar a todo el proceso.
En España, el “efecto foehn” más conocido corresponde al creado en las tierras de la vertiente norte de la Cordillera Cantábrica, en Asturias y Cantabria, como influencia de los Picos de Europa, cuando soplan vientos cálidos y húmedos del Sur.

Cuando esto sucede, nos podemos encontrar con claros contrastes de tiempo entre la vertiente de barlovento, expuesta al viento, y la de sotavento, que se encuentra resguardada.


En la de barlovento la nubosidad puede ser abundante e incluso con precipitaciones, mientras que en la de sotavento el aire desciende cálido y seco, con temperaturas particularmente elevadas, y humedad relativa en torno al 10%.
Cuando este viento proviene del Sahara, puede originar calimas en toda su zona de influencia debido, por arrastre, a la presencia del polvo desértico que enturbia la atmósfera y reduce la visibilidad.

Tramontana (N-0º/360º)

La voz “tramontana” aplicada en la “Rosa de los vientos mediterránea” se refiere al viento del norte. Deriva del latín “transmontano”, es decir, más allá de los montes, puesto que tiene origen más allá del ángulo montañoso, como son los Pirineos en el caso de España, que envuelve o rodea la ribera septentrional de la cuenca mediterránea. El soplo de la tramontana,  obedece al contraste de presiones atmosféricas ocasionadas por la llegada, o génesis, de depresiones atmosféricas ocasionadas por la llegada de bajas presiones en el Mediterráneo. Estas bajas presiones, no son otra cosa que borrascas atlánticas que alcanzan los golfos de León o Génova a través del sur de Francia o norte de España, pudiendo ser también las que pasan o se desarrollan al norte de Baleares, desencadenando la tramontana. Ésta, registra máxima intensidad cuando la presencia de bajas presiones en el Mediterráneo Occidental se combina con la alta presión más al norte, acentuando de una manera significativa la diferencia de presión entre ambas zonas.

El primer indicio del soplo de la tramontana en tierras catalanas es la aparición de un muro nuboso por el efecto foehn sobre los relieves pirenaicos, las denominadas “bandas del Pirineo Oriental”, seguida de acusada y rápida caída de la humedad relativa, morfología arremolinada con pequeñas nubes o escabeyats, pronunciado descenso térmico por la llegada de aire frío, y sensible mejora de la visibilidad, al tiempo que la mar  se entorpece (se pica). La tramontana, particularmente en los meses de octubre, noviembre y los tres invernales, barre con dureza y relativa frecuencia el Alto Ampurdán, pero no llega al río Tordera, por el S. ni hacia el interior sobrepasa Gerona por el N., ya que está muy “canalizado”, y su máxima virulencia la deja sentir en la costa del Golfo de Rosas e inmediaciones.

Poniente (O-270º)

Poniente es el viento procedente del oeste, es decir, el punto cardinal por donde el sol, en su movimiento aparente diario, desaparece o se pone bajo el horizonte. Los ponientes conducen las borrascas atlánticas a la Península Ibérica y son “vientos llovedores”, interceptados por los relieves orográficos, para la mayor parte de aquélla, a excepción de los sotaventos oriental y sur oriental, donde los ponientes desempeñan un papel inverso. Hagamos notar asimismo que las mayores frecuencias de estos vientos corresponden a las tierras más occidentales, particularmente a las costeras.

Como se ha dicho, en la fachada oriental de España el viento de poniente posee unas características no sólo diferentes sino opuestas. El más célebre es el caso del “ponent valenciano”, que, al descender de la Meseta a los llanos litorales, experimenta efecto foehn, transformándose en un viento catabático (aire fresco y seco que desciende a sotavento de la montaña, después de haberse condensado toda la humedad del lado de barlovento),
que se calienta y aleja del punto de saturación, alcanzando humedades relativas muy bajas, del orden de 25% o, incluso, menos. En consecuencia, su presencia en tierras valencianas, sobre todo en primavera avanzada, verano y comienzos de otoño, implica ascenso de temperaturas y ambiente seco.

 Mediodía (S-180º)

Conocido asimismo por viento sur, austro, áfrico, africano o  mitjorn (mediodía, que alude también al Sur, con referencia a la altura del sol sobre el horizonte y alcanza su mayor elevación a mitad de jornada). Otro nombre muy significativo, a la hora de indicar procedencia, es el de áfrico o africano, ya que el punto de origen del viento sur en la “rosa de los vientos” mediterránea es el continente africano. Se trata, entonces, de un viento que trae aire seco y cálido, característica ésta particularmente acusada en verano, cuando el sur que llega en línea recta del Sahara ocasiona olas de intenso calor.  

Sin embargo, no es necesario para que el viento sur motive un brusco ascenso de la temperatura que su hogar sea sahariano, aunque precisamente éste fue el origen atribuido al viento conocido por sur, bochorno, o piromano en Cantabria, que sopla de preferencia en invierno, atraído por la presencia de bajas presiones en el Cantábrico, y experimenta el efecto foehn al descrestar la Cordillera Cantábrica, de manera que el termómetro, en ciertos puntos tramontanos, podría llegar a los 30º en invierno. Cosa nada común, pero podría darse, y de hecho se da,  en momentos puntuales.

Lebeche (SO-225º)

Nombre que recibe en el litoral mediterráneo el viento de suroeste, con dirección intermedia entre las de mediodía y poniente; conocido asimismo por garbino o  garbí,  una y otra denominación poseen etimología árabe. Los efectos pluviométricos del lebeche o garbino resultan diferentes o, incluso opuestos, de un territorio a otro, en función de los condicionamientos geográficos, particularmente orográficos, que el viento halle en su camino.

Con régimen del suroeste llueve, y puede hacerlo copiosamente, en Extremadura, Baja Andalucía y barlovento de Sierra Nevada; sin embargo, raramente llueve en el sureste ibérico. Ello se debe a que la imponente espina montañosa de Sierra Nevada intercepta los lebeches o garbis, determina el efecto foehn, y produce disimetrías y manchas pluviométricas. El lebeche desciende hacia sotavento más cálido seco, y sin precipitaciones.

Con todo, el lebeche ha prestado tradicionalmente su concurso en las faenas de recogida de los cereales de invierno en el sureste ibérico antes de la generalización de trilladoras y cosechadoras. Antaño, tras la trilla en las eras, recogida la parva, se aventaba con horcas y palas con objeto de separar el trigo de la paja; y para ello, se requería viento, que, con frecuencia, era lebeche.

Gregal (NE-45º)

En la Cuenca Mediterránea se denomina gregal el viento procedente del noreste. El nombre suena extraño en el sector occidental, pero adquiere pleno significado si recordamos de nuevo que los romanos centraron la “rosa de los vientos” en la costa meridional de Creta, por considerar que esta isla se hallaba en mitad del Mare Nostrum,  y al noreste de la misma queda Grecia, justificándose así el empleo del referido vocablo gregal
En el Mediterráneo Occidental el gregal encuentra en su trayectoria la fachada oriental de España, con resultados pluviométricos bien diferentes según el rumbo del litoral y el relieve del post-país. Un ejemplo prototípico proporciona el tramo costero alicantino, en torno al cabo de la Nao: al noreste de éste, en el Marquesado de Denia, la incidencia de los temporales del noreste, con una frecuencia relativamente elevada de aguaceros copiosos y de gran intensidad horaria, adquiere protagonismo y ubica los dos observatorios más lluviosos de la Comunidad Valenciana. (Tormos y Pego, con casi 900 mm anuales); en cambio, la modificación del trazado costero, cuya dirección es NW-SE en la Marina, abriga del gregal y de los temporales del noreste, al extremo de que, en menos de 50 km, la precipitación media anual desciende de los 644 mm de Denia a los 345 de Benidorm, reduciéndose casi a la mitad.


Levante (E-90º)

En la rosa de los vientos mediterránea, el levante procede del este, el punto cardinal por donde cada día, en su movimiento aparente, el sol se levanta sobre el horizonte a causa de la rotación terrestre. Sopla a más o menos velocidad, merced al gradiente horizontal de presión existente en el momento: a veces se limita a cubrir las aguas marinas de “borregos”, mientras otras, las menos, origina violentos y destructivos temporales de levante, con mar montañosa y harta difícil para la navegación por el peligro que conlleva. También es variable su frecuencia de unos puntos a otros, en algunos puede resultar tan elevada, como en el sector gaditano de Conil, Barbate, Zahara de los Atunes y Tarifa que históricamente ha representado un condicionamiento negativo y limitación para la actividad agrícola, pero, como “no hay mal que por bien no venga”, esta situación ha cambiado favorablemente para la economía de la zona, ya que ha hecho de esas costas un verdadero paraíso para los windsurfista y todo el turismo relacionado al mismo.
http://www.youtube.com/watch_popup?v=B0rqGbJVmtE&feature=youtu.be

Este viento es el que acostumbra a impedir el paso de los barcos, entre la península y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

En cuanto a precipitaciones, para la fachada oriental de España es el viento “llovedor” por excelencia, tal y como reza, refiriéndose a la tierra, el refrán en lengua vernácula y castellana: “El levante la moja y el poniente la seca”.

Esta situación se crea porque en ciertas y propicias épocas del año, en Primavera y sobre todo en Otoño, transporta aire caliente, que por recorrer casi todo el Mediterráneo, viene con una carga de humedad muy alta, y al llegar a tierra, como está se está enfriando más rápidamente, recordemos que estamos a las puertas del otoño, es factible que condense la enorme cantidad de agua que acarrea, en cantidad a veces más que suficiente para que jarree, diluvie, e incluso se abran las cataratas del cielo..

Hasta la vista

 

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