Bucaneros
1197
"Roca Fuerte". Instalaciones militares en
la Isla Tortuga
Mucho se ha hablado y escrito sobre
corsarios, piratas y bucaneros, pero todas estas palabras pueden referirse a
unas personas que se dedicaban a cometer robos en la Mar, pero… ¿Cuál es la
diferencia? … ¿Quiénes eran estos últimos?
Pirata, corsario, bucanero. A ver si
estas serán unas referencias útiles para aclarar las cosas de un oficio que
existe desde los comienzos de la navegación.
El ataque de filibusteros
Ante todo, vamos a recordar que la
palabra “pirata” deriva de la palabra griega “peirao” (significa «aventurero
del mar» o «el que emprende»), y cuya presencia en el mundo es, como ya hemos
dicho, casi tan antigua como la navegación. El grupo de piratas buscaba el
lucro personal, conseguir grandes botines tras la captura de barcos y la venta
de todo aquello capturado. No dependían de nadie, por lo cual no tenían a nadie
a quien ser leales, ni porqué servir a ningún señor o país.
Sobre corsario, esta `palabra viene de
la palabra francesa “corsaire”, y esta a su vez de la latina “cursus”
(carrera), como evolución de la “lettre de course» (carta de carrera).
Posteriormente de se aplicó este nombre a las naves que se caracterizaban por
su rapidez.
Para que nos entandamos, y tal como
decía D. Egidio Mijares Gavito, tío-abuelo de nuestra amiga Maiche Perela, el
corsario era un “pirata legal” (esa frase me encanta), y eran personas
encargadas por los gobiernos (bajo la lega “patente de corso”), que era una
licencia otorgada por el rey o el gobernador de turno para poder atacar o
asaltar barcos y ciudades enemigas, y luego quedarse con una parte del botín.
El resto era entregado a quien le otorgase dicha patente.
Para llevar a cabo actividades parecidas
a las militares; navegaban en barcos armados de propiedad privada, robaban
buques mercantes y saqueaban asentamientos pertenecientes a un país rival. La
existencia de los corsarios permitió a los estados proyectar el poder marítimo
más allá de las ordenadas capacidades marinas regulares. Al final, tenia razón
D. Egidio.
El famoso bucanero Jack Rackman, mas conocido bajo el nombre Jack ‘el
Rojo’, acompañado por filibusteros femeninos (1720)
Ahora a lo nuestro.
El término “bucanero”, procede de los lugares donde secaban y salaban las carnes a los y a los que llamaban “boucans” (parrilla de madera en la que los habitantes de América y las islas caribeñas ahumaban carnes o pescados, y este quizá del término caribe-taino “bucacui”), en la que quemaban maderas húmedas o verdes y de ahí vino el nombrarles ”boucaniers” o “buccaneers”, derivando, y según nuestro modo de pronunciarlo y por ende de escribirlo, en “bucaneros”,
Perseguían y mataban el ganado vacuno,
además de otras especies de reses montaraces, traficando posteriormente con su
carne una vez elaborada, que vendían, esta carne ahumada y más apta para la
conservación, a los navegantes de las costas caribeñas, excepto los tuétanos
crudos de los huesos de las bestias sacrificadas, ya que era su bocado
preferido y alimento predilecto.
Los “bucaneros”, en un
principio, fueron colonos franceses que se establecieron en el siglo XVI, en la
parte occidental de la isla Santo Domingo o La Española (como se denominaba
entonces), y aunque en un principio no tuvieron mayores conflictos con sus
vecinos, parece ser que debido al contacto con sus “clientes”, y a unas ciertas
inclinaciones piráticas, determino a las autoridades españolas a expulsarlos de
la isla de Santo Domingo, dirigiéndose entonces a buscar refugio en la isla
Tortuga (“Île de la Tortue” en francés, y “Latóti” en criollo haitiano),
islote al NO de La Española, donde, más tarde, y capitaneados por el ingeniero
y pirata francés, Olivier Levasseur, construyeron un fuerte, “El Palomar”,
sobre unas rocas de difícil acceso, pasando a formar con el tiempo el cargo de
“bucanero”, comercial y licito, con otro grupo de comportamiento ya no tan
lícito: los “filibusteros”.
Clark Rusell (escritor inglés mejor
conocido por sus novelas náuticas), los describe diciendo:
“A mediados del siglo XVI, la isla de
Santo Domingo o La Española estaba infestada por una singular comunidad de
salvajes, hombres fieros, insolentes, zaparrastrosos, cuyas filas aumentaban de
cuando en cuando por la abundante contribución de los suburbios y arrabales de
más de una ciudad europea”.
Fuerte "El Palomar" ("Fort Roche")
Los “filibusteros”, fueron
gentes pobres, miserables, delincuentes o vagabundos que provenían
principalmente de Inglaterra, Francia y Holanda, y que, no teniendo morada
fija, deambulaban de acuerdo con sus propósitos. Con el tiempo llegaron a
emprender acciones propias de la piratería de la época, y fue así como el cargo
de “bucanero”, que como ya hemos dicho, comercial y licito, se conoció por
aquel entonces como “filibustero”, un término empleado con los piratas cuyo
lugar de actuación fue el Mar de las Antillas.
Su cuartel general estaba situado en
Isla Tortuga, lugar donde crearon la cofradía de “Hermanos de la Costa”. Su
característica especial, y que lo diferenciaba de otros piratas, era que no se
alejaban de la costa, la bordeaban y saqueaban las localidades costeras, ya que
su principal actividad era el saqueo, y para ello no utilizaron las
estilizadas, rápidas y bien armadas naves como las que usaban otros “bandoleros
de la Mar”, sino que se servían de unos veleros de carga conocidos como
“filibot” o “filibote” (en holandés “fluyt”), que era un tipo
de velero originalmente diseñado como buque de carga general, y
de donde deriva el nombre de este colectivo,
Los filibusteros, al igual que los
corsarios, fueron empleados por diversos países europeos en su pretensión
colonialista y la ayuda necesaria para sus propósitos. Como veis, D. Egidio
vuelve a tener toda la razón.
Filibote holandés
Una vez que los ingleses se hicieron con
el control de Jamaica, los filibusteros de origen británico les ayudaron a
ocupar la isla. Durante algunos años tanto Isla Tortuga como Jamaica fueron los
grandes refugios de los filibusteros, que actuaban en contra de España y a
favor de franceses e ingleses. Con el paso del tiempo y la menguante influencia
española en la zona, la actividad de este grupo se hizo cada vez menos
necesaria, y los filibusteros pasaron a convertirse en colonos.
Para terminar vamos a relatar la leyenda
del francés Olivier Levasseur, que al parecer era inmensamente rico debido a
sus asaltos y robos, cuando el 7 de Julio de 1730, fue capturado y sentenciado
a muerte por piratería, en la plataforma de ejecución (cadalso), y con la
cuerda al cuello, saco un documento que había escondido entre sus ropas y
lanzándolo ante quienes contemplaban su ejecución, exclamó…”¡Que encuentre mi
tesoro, el que pueda entenderlo”!
Documento de Olivier Levasseur, señalando donde tenia guardado su tesoro
"Genio y figura hasta la sepultura. Anque en este caso no fuera de ejemplar comportamiento.
Buena Mar y hasta la vista.
Fernando Suárez Cué
Bibliografía
“Historia
General de los robos y asesinatos de los más famosos de piratas”. Daniel
Defoe
“Cazadores
de piratas”. Robert Kurson
“Balleneros
y corsarios”. Edgardo Mackay”
“Enciclopedia
General del Mar”.
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