California
Las sergas de Esplandián ("Las proezas
de Esplandián") es el quinto libro de la serie española de libros de “fantasías
y caballerías” iniciada allá por el pasado año de 1510, con el libro de las
aventuras del gran Amadís de Gaula. Su autor fue Garci Rodríguez de Montalvo,
quien también escribió el libro cuarto del Amadís.
Pues bien, entre todos los lugares
fantásticos que se citan, uno de los nombres de los lugares ficticios incluidos
en la obra, es el de la Isla de California, señorío de Calafia, reina de las
Amazonas (que se enamora de Esplandián pero termina casada con su primo
Talanque, hijo extramatrimonial de Galaor y Julianda).
Como supongo que os ha pasado como a mí,
y es que no me he enterado de nada, continúo con lo nuestro.
Veréis, esta región, alcanzó notoriedad
cuando los conquistadores españoles le impusieron este nombre a lo que hoy es
una vasta región de México y los Estados Unidos.
En 1542 Juan Rodríguez Cabrillo fue
comisionado por Pedro de Alvarado y apoyado por D. Antonio de Mendoza y Pacheco
primer virrey de la Nueva España (México), para explorar el Pacífico Norte. La
península de Baja California y el golfo de California o mar de Cortés habían
sido descubiertos rtecientemente por europeos y explorados por Francisco de
Ulloa, Fernando de Alarcón y Domingo del Castillo, con esos viajes se había
demostrado que la península de Baja California no era una isla, sino que estaba
unida a tierra firme y rodeada de agua por un golfo (de California) y la Mar
del Sur (Océano Pacífico). Esto sí es verdad histórica
Así que centrándonos en la palabra
“california”, es una palabra verdaderamente agradable al oído, casi musical y fácil
de pronunciar, con características muy particulares, si se la compara con los
nombres del resto de los estados mexicanos.
Mapa del occidente de la Nueva España del padre Kino de 1685 en el que la Baja California aparece todavía como una isla
Una versión dice que en 1536, cuando
llegó Hernán Cortes a esta parte del mundo, que en un principio creyeron era
una isla (Baja California), los españoles opinaron, debido a las altas
temperaturas que encontraron, que la tierra era “caliente como un horno” o “calida
formax” (cálida =caliente y formax = horno), como la llamaron los misioneros,
quienes dominaban ampliamente el latín. Los soldados como no podían, o no
sabían pronunciar, por no estar en su léxico, este tipo de terminales (como
podía ser la terminación “atl” (en palabras de la lengua náhuatl como xocolatl
= chocolate), terminaron cambiándola, de forma que por evolución lingüística,
pasaron de “calida formax”, a “California”.
Fernando
Suárez Cué
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