martes, 20 de agosto de 2013

Ritos y oraciones de la Mar Antigua (Dedicado a Pedro Díaz Arguelles, que de esto sabe muchu)

 
Singular composición fotográfica de un artesano del Occidente de Asturias dedicada a la Virgen del Carmen con el canto de la "Salve Marinera", interpretada por la Banda de Música de la Agrupación de Infantería de Marina de Madrid.

La Virgen del Carmen de Garabandal se apareció en una ocasión con el hábito marrón aún cuando el antiguo vestido original de la Virgen del Carmen fue blanco con manto azul. El hábito marrón es posterior y se puso para diferenciarla más de la Inmaculada.
 
Mientras damos un paseo “El criu de la calle Nueva” y yo, voy a  contar una cosa que se me ocurrió el otro día, a raíz de una película que estaba viendo y que desarrollándose en un barco no te puedes imaginar lo mala que era, sobre todo cuando el capitán gritaba… ¡Todo a babor!, y veías que el timonel se volvía loco girando toda la rueda hacia la derecha. O decía muy serio… ¡Largar toda la jarcia!, y salían todos disparados hacia… ¡Ni  el diablo sabia hacia donde!

Por cierto, ¿Sabíais que la palabra jarcia proviene de la palabra griega exarrión, y esta del verbo exartizo, que quiere decir equipar?

Pues como te decía, se me ocurrió preguntarme qué ritos y oraciones tendrían a bordo los marinos de hace cinco siglos, y me encontré con algunas cosas como las siguientes:

Empezaba el trabajo del día muy de mañana cuando el alba era anunciada a voces por un grumete o paje de guardia cantando.

Bendita sea la luz,
y la Santa Veracruz,
y el Señor de la Verdad´
y la Santa Trinidad;   
bendita sea el alba y el Señor que nos la manda;

bendito sea el día, y el Señor que nos lo envía.

A continuación se rezaba el Pater Noster y el Ave Maria – en latín por supuesto –y después ese mismo paje se dirigía al capitán y a los presentes diciéndoles:

Dios nos de buenos días; buen viaje; buen pasaje haga la nao, señor capitán y maestre y buena compaña amén; así faza, buen viaje faza; muy buenos días de Dios a vuesas mercedes, señores de popa y proa.

Más adelante, hacia las siete de la mañana - más o menos al dar la vuelta a la séptima ampolleta de la guardia del alba – con el baldeo hecho y la nao arranchada, el paje volvia a cantar:

Buena es la que va,
mejor es la que viene,
siete es pasada y en ocho muele,
mas moliera si Dios quisiera,
cuenta y pasa, que buen viaje faza.

Al cambio de guardia, el grumete llamaba a los que iban a entrar en ella diciéndoles:
Al cuarto,
Al cuarto, señores marineros de buena parte,
al cuarto en buena hora de la guardia del señor piloto,
que ya es hora, leva, leva.

Más adelante al caer la tarde y darle la vuelta a la ampolleta que marcaba esa hora, el contramaestre apagaba el fogón, que por seguridad no debía de estar encendido durante la noche, y el grumete se dirigía a la tripulación diciendo:

Bendita sea la hora
en que Dios nació,
Santa María que lo parió,
San Juan que lo bautizó.
la guardia es tomada,
la ampolleta muele,
buen viaje haremos,
si Dios quiere.

Y ya entrada en servicio la guardia de la noche, que como todas las demás se media por las vueltas que se le daban a la ampolleta - que tenía una duración de media hora - se podía oír la tenue voz del paje diciendo sobre el rumor del viento y la Mar:

Una va pasada y en dos muele;
mas molerá si mi Dios querrá.
A mi Dios pidamos que buen viaje hagamos;
Y a la que es Madre de Dios y abogada nuestra,
que nos libre del agua, de bomba y de tormenta.

Una vez terminada su oración, se dirigía al serviola de guardia diciéndole:

¡Ah de proa, alerta, buena guardia!

A lo que es le respondería… ¡Alerta!, para que así supiese eo maestre de la guardia que no estaba dormido.

Los sábados, se alteraba la rutina de los días con el canto de la Salve, que suponiendo – que no sé si será mucho suponer – fuera como la que ahora conocemos, diría así:

 

Salve, Estrella de los Mares,
de los mares, Iris de eterna ventura.
Salve, Fénix de hermosura, Madre del Divino Amor.
De tu pueblo a los pesares,
tu clemencia de consuelo;
fervoroso llegue al Cielo
y hasta Ti nuestro clamor.
Salve, estrella de los Mares.
Salve, estrella de los Mares.
Si, fervoroso llegue al Cielo
Y hasta Ti nuestro clamor.
Salve, estrella de los Mares.
Estrella de los Mares. Salve.

Acabada la Salve y la posterior Letanía, el maestre pedía a todos “un credo a honra y honor de los Bienaventurados Apóstoles, que rueguen a Nuestro Señor Jesucristo nos de buen viaje”.

Después de rezar el Credo todos aquellos que en él creen, uno de los pajes, haciendo en ese momento funciones de monaguillo, pide se rece “un Ave María por el navío y compañía”. El resto de los pajes responde “Sea bienvenida” y tras rezar dicha Ave María, le levantan diciendo “Amén y Dios nos de buenas noches”. Acabándose de esta forma la celebración del sábado.

El domingo no se acostumbraba a oír misa, ya que la mayoría de las naos de esa época no acostumbraban a llevar sacerdotes a bordo, exceptuando las naos que se dedicaban a las misiones de exploración y conquista.

Como bien sabes, y como glosario náutico de ese tiempo, podemos decir que la palabra ampolleta, varias veces nombrada en esta conversación, se refiere al reloj de arena que todos los barcos portaban y que servía para medir, o mejor dicho, estimar el tiempo. En este caso se refiere a la que tardaba media hora en pasar todo la arena de un lado a otro.

Como frases marineras, se solía decir moler la ampolleta ó estar moliendo la ampolleta, por pasar, o estar pasando la arena de un vaso a otro. Parar la ampolleta, cuando a las once y media de la mañana no la giraban, dejando un vaso vacío y el otro lleno, para hacerlo en el instante en que el sol pasaba por el meridiano… ¡Vaya! ponerla en hora.

Robar la ampolleta, o lo que es lo mismo, darle vuelta antes de que hubiera pasado toda la arena con el fin de acortar las guardias. Era típico de los pajes y timoneles. Hablar por ampolletas, hablar cuando le toca el turno a uno, en lugar de hacerlos todos a la vez.

Y ya, para finalizar te diré que  Se conoce como Salve Marinera a un fragmento de la zarzuela El Molinero de Subiza, compuesta en 1870, con letra de Luis de Eguílaz y música de Cristóbal Oudrid.
Dicho cántico fue popularizado por la Armada Española,  y con el paso del tiempo se terminó haciendo muy popular en todos los ámbitos de la Mar.

Estrella de los Mares (Stella Maris), es uno de los nombres con los que se conoce a la Virgen María, y procede de la interpretación de un pasaje del Antiguo Testamento.

En cuanto a la Virgen del Carmen, es la patrona de la Armada, y se sitúa una imagen de ella en lugar preferente, en todos los puentes de los buques de la Armada.

 

Ganado barlovento
 
Surcando los mares al ritmo del Himno de la Armada Española

 Esta marcha, que no tiene letra, fue compuesta por el compositor Ramón Sáez de Adana Lauzurica. 
La Armada convocó un concurso de marchas militares. Hasta entonces, la mayoría de las bandas de música de la Armada interpretaban marchas típicas del Ejército de Tierra, al disponer de pocas composiciones propias de este grupo naval.  El concurso se falló el 31 de mayo de 1968, a favor de esta marcha: "Ganando barlovento".


Y ahora convídame a un café, mi criu.
Hasta la vista.

 

 

 

 

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